¡LOS PERFUMES SE ESTROPEAN CON EL CONTACTO DE LA PIEL!



Es cierto que la piel es un entorno un poco hostil para los perfumes, mezclamos moléculas más o menos estables frente a factores externos tales como la humedad, la acidez o la temperatura, que fluctúan en función de cada tipo de piel. Por esto, la piel es un obstáculo considerable para los perfumistas, que deben componer con conocimiento de causa siempre pensando en el tipo de piel, del publico, continente o hemisferio. Pero el desarrollo de un perfume implica numerosas fases de nivelación con el fin de que encuentre su firma y el balance perfecto entre todas las notas, así como numerosos test en la piel para que restituya un olor fiel al portador. Por esto, hay pocas posibilidades de que “el perfume se estropee”, como podemos escuchar a menudo. Cuando el perfumista o el asesor de ventas en la perfumería escucha a un cliente decir esta frase, la traduce más bien como “este perfume no sienta bien en mi”.  Raras son las veces en que el perfume cambia realmente hasta el punto de volverse irreconocible y ser totalmente “diferente en cada persona que lo lleva”, como también se oye decir a menudo.



Sin embargo, algunos perfumes pueden ser más sensibles que otros a las variaciones y a la inestabilidad en la piel, especialmente los ricos en materias primas naturales, como los cítricos, los aromáticos y los florales. A los perfumes orientales o amaderados, cuyos componentes son mucho más estables y potentes, les afectan menos estas variaciones.

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